Esa noche no dormí nada. Estaba muy nerviosa, di muchas vueltas en la cama y miraba cada rato el reloj por si se me pasaba la hora de levantarme. En la cama, no dejaba de pensar ¿cómo será aquello? ¿cómo serán mis nuevos compañeros?, ¿y en qué casa viviré?, ¿me gustará mi trabajo?,.... Además, me daba mucha pena dejar tantas cosas atrás. Mi familia, mis amigos, mi otro yo, mi casa, mi barrio, mi verano, ... ¡ madre mía, qué miedo!
Me fueron a despedir al aeropuerto Conchi, MªMar y mi hermana Gema. Me hice la fuerte y me metí para a dentro. Ya estaba todo decidido, me marchaba a Tenerife con un billete de ida pero no sabía para cuando la vuelta. La verdad es que impresiona.
Al cabo de 3 horas aterricé en el aeropuerto del norte. Se supone que alguien me iría a buscar, solo tenía que buscar algún cartel que pusiera Adeje o algo así. Y ahí estaba. Era Carmelo, un chico joven, que llevaba una carpeta de la Concejalía en la mano. La verdad es que fue muy amable conmigo, en próximos relatos os contaré porqué. Cogimos la furgoneta de la Concejalía y me llevó a la Casa de la Juventud. Por el camino (hay unos 100 Km de distancia entre el aeropuerto del norte y Adeje) fui observando los paisajes que me ofrecía la isla. Si miras a la derecha observas la montaña y casi el Teide; a la izquierda, agua y más agua. Noté el cambio de temperatura entre el norte y el sur de la isla. Hacía calor pero no tanto como en Madrid.
Cuando llegamos a Adeje, hicimos la primera parada en la Casa de la Juventud. Objetivo: conocer al Coordinador y el Sr. Concejal....
(Las fotos son de la Casa de la Juventud, lugar donde trabajo; la otra, en la playa de las Teresitas)
